El Abogado de las Almas Está Aquí
El Abogado de las Almas Está Aquí
Introducción:
A. Ilustración de casos de la ley civil y criminal. Aquel que ha violado la ley necesita la ayuda del abogado. El abogado busca la manera de evitar el castigo del cliente (periódico).
B. ¿Por qué necesitamos nosotros abogado?
1. Antes de ser cristianos practicamos el pecado: infringimos la ley de Dios.
a. El concepto jurídico legal del pecado. No hay justo (Romanos 3:10, 23)
b. Dios no justifica al impío. Dios estableció en Su ley que el impío NO debe ser justificado (Deuteronomio 25:1) y declaró que El definitivamente NO justificará al impío (Éxodo 23:7). Para que Dios sea JUSTO, obligadamente tiene que condenar al impío, NO justificarlo.
c. La pena: muerte (Romanos 6:23).
d. La ira de Dios (Romanos 1:18).
2. Siendo cristianos todavía cometemos pecado: infringimos la ley de Dios.
a. “Si alguno hubiere pecado” (1 Juan 2:1)
b. “Si decimos que no hemos pecado” (1 Juan 1:10)
c. “Si decimos que no tenemos pecado” (1 Juan 1:8)
C. Buenas nuevas: Abogado tenemos para con el Padre.
I. Este Abogado Siempre tiene Acceso al Juez (1 Juan 2:1).
A. Está a la diestra de Dios (Romanos 8:34; Hebreos 10:12,13)
B. Es mediador entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2:5)
C. Vive siempre para interceder por ellos (Hebreos 7:25)
II. Este Abogado Nos Comprende.
A. Porque se hizo carne (Hebreos 2:14,17).
B. Porque fue tentado (Hebreos 2:18; 4:15).
C. Por tanto, abogado tenemos (1 Juan 2:1): parakletos – uno llamado al lado.
1. Cuando pecamos no lo tenemos que confrontar o resolver a solas porque tenemos a uno que está a nuestro lado para ayudarnos con este problema.
2. Comprende nuestras debilidades y la fuerza de las tentaciones.
III. Este Abogado Paga por Nuestros Delitos (1 Juan 2:2).
A. No presenta defensa en base a nuestra supuesta inocencia sino que intercede y apela por la misericordia en base a su propio sacrificio que paga por nuestros delitos espirituales (Romanos 8:33,34).
B. Él es la propiciación por nuestros pecados (1 Juan 2:2).
1. LA IRA DE DIOS se expresa contra la impiedad e injusticia de los hombres (Romanos 1:18). No es una ira carnal o caprichosa como la del hombre sino una ira JUSTA por causa del pecado. Se puede comparar con la ira lícita de la ley civil contra los delincuentes. El castigo del pecado con la ira divina es un acto de justicia. Es parte del carácter JUSTO de Dios.
2. En este caso el propósito de la propiciación es aplacar la ira justificada de Dios contra los seres humanos por causa de nuestros pecados. PERO, en contraste con lo acostumbrado por los paganos que ofrecen sacrificios de su parte para aplacar la ira de sus dioses, Dios Mismo provee (Dios puso) el sacrificio, o mejor dicho, Dios Mismo (Cristo Jesús) ES el sacrificio (Romanos 5:8; 8:32; 1 Juan 2:2; 4:10).
3. Para que Dios sea justo, el pecado tiene que recibir su justa retribución. Esta retribución cayó sobre Jesucristo (la propiciación por los pecados) y así quedó satisfecha la justicia de Dios expresada en su ira contra el pecado (compare Isaías 53:4-6,10-12). Como consecuencia, Dios establece que el acepta el sacrificio de Su propio Hijo en lugar de castigar a sus hijos cuando cometen pecados siempre y cuando seguimos andando en la luz (vea 1 Juan 1:7).
4. Ya que tenemos a Jesucristo como la propiciación por nuestros pecados los cristianos no debemos desanimarnos o perder toda esperanza cuando cometemos pecado. No hemos perdido nuestra comunión con el Padre si andamos en luz porque esta propiciación nos mantiene en comunión con el Padre; esta sangre nos limpia y tenemos comunión unos con otros (1:7).
Conclusión:
A. Jesucristo puede ser su Abogado también: “por los de todo el mundo” (1 Juan 2:2)
B. Usted puede ser “la justicia de Dios” en Cristo (2 Corintios 5:21)
C. Para usted no habrá condenación si está en Cristo (Romanos 8:1)
D. Usted recibirá esta bendición si:
1. Reconoce sus pecados y se arrepiente de ellos en vez de negarlos, tratar de esconderlos o pretender que no sean tan malos.
2. Tiene fe en Jesucristo y en Su sangre como la solución (Romanos 3:23-25)
3. Manifiesta esta fe, uniéndose a la sangre de Jesucristo en el bautismo (Romanos 6:3,4)
4. Anda en luz – practica la verdad.
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