Predicando La Palabra
Estos sermones han sido predicados en diferentes lugares por su servidor. Como todo escrito humano deben ser examinados a la luz de las Escrituras. Hay temas variados que abarcan la mayoría de los propósitos generales que enseñamos en el curso básico sobre la homilética: “USTED PUEDE PREDICAR”. Creemos que será otro suplemento beneficioso a dicho curso. Es probable que encuentre ocasiones cuando no he seguido alguno de los reglamentos establecidos en el curso. Hay dos razones por ello: (1) Cometo muchos errores como ser humano. (2) Algunos de los reglamentos son para aplicación general, pero en algunas circunstancias la experiencia le enseña a uno que hay que variar la metodología un poco. Cuando siento que algún reglamento de la homilética impide que el mensaje haga el impacto mayor posible en los oyentes, lo descarto por el momento.
Aclaro que no hay archivo mp3 del audio disponible para la mayoría de estos sermones.
Notará que no he incluido la invitación evangelística en todo sermón porque cada situación es variable. Cada predicador tendrá que preparar su propia invitación en la conclusión del mensaje conforme a la situación y las necesidades de los oyentes.
Hay varias desventajas al tratar de predicar un sermón preparado por otra persona. No obstante estoy convencido que muchas veces los beneficios son mayores que las desventajas. Pero advierto a todo hermano que piense usar estos bosquejos para una predicación que será muy importante observar las siguientes sugerencias:
(1) Estudiar todo el material y textos muy bien hasta estar SEGURO QUE LO ENTIENDE al máximo posible. Si hay puntos que no entienda muy bien o que considere que no pueda explicar bien, NO LOS DEBE USAR. La explicación clara de los puntos basándose en los textos bíblicos es muy importante.
(2) Meditar y orar mucho sobre la mejor manera de APLICAR estos mensajes a las personas que los oirán. Si el contenido del bosquejo no concuerda con las necesidades de los oyentes o si no puede hacer aplicación directa a ellos, NO LO DEBE USAR.
(3) Agregue suficientes ILUSTRACIONES a cada mensaje. Notará que en algunos sermones se han incluido muy pocas ilustraciones. Esto no es porque no se usaron ilustraciones en la predicación de estos mensajes SINO por la dificultad de explicar ampliamente ilustraciones y anécdotas en forma abreviada y porque muchas de ellas son aplicables solamente en la situación específica donde fue predicado el sermón. Cada predicador tendrá que agregar algunas de sus propias ilustraciones a estos mensajes.
(4) Recuerde que hay elementos propios del predicador mismo que afectan la eficacia del mensaje. Si solamente se pone a leer estos puntos y textos a los oyentes, se van a aburrir y el provecho espiritual será mínimo. La CONVICCIÓN y la resultante EMOCIÓN del predicador en relación a determinado tema son factores vitales en la predicación eficaz de un sermón. Si solamente quiere comunicar información “seca” sencillamente entregue una copia del bosquejo a cada asistente para que lo lean ellos mismos. Pero si tiene un fuego en el corazón y siente que LE URGE COMUNICAR un mensaje de Dios basado en determinado bosquejo al grupo reunido, ¡PREDIQUE LA PALABRA!
(5) Ya que la forma de expresión de cada predicador es diferente, si hay demasiado material en determinado bosquejo para presentarlo todo en unos 30 o 40 minutos, será necesario eliminar parte del material o dividirlo en dos sermones. Recuerdo que en algunos de estos sermones no pude usar todo el material en el momento de predicarlo porque se alargó mucho el discurso. Es preferible abreviar el material en vez de perder la atención de la mayoría de los oyentes. NO acostumbro LEER palabra por palabra TODOS los textos que incluyo en el bosquejo. Si es un relato histórico, frecuentemente lo expreso en mis propias palabras, presentando una descripción viva y (a veces) dramática de los eventos en vez de leerlo. A veces interesa principalmente una frase o expresión del texto y recito o leo solamente esta frase. A veces recito de memoria textos bien conocidos por la iglesia en vez de leerlos. Hago esta aclaración porque si el predicador se pone a leer cada texto en muchos de estos mensajes, se alargará demasiado y pasará todo el tiempo solamente leyendo (y durmiendo a la gente).
Encontrará explicaciones y sugerencias especiales para el predicador escritas con letras cursivas y casi siempre [entre corchetes].
Un aspecto importante del deber del evangelista es “que PREDIQUES LA PALABRA; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina” (II Timoteo 4:2). Es con el deseo de ayudarle a cumplir con este deber que publicamos estas ideas bosquejadas. Le animo a que siempre sea fiel a Dios en todo cuando tiene el privilegio de presentar un discurso público. Y recuerde que su responsabilidad NO es convencer, convertir, ni salvar sino PREDICAR LA PALABRA.
Larry J. White
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